Museo de las Américas, Viejo San Juan


mmm!!




En este trimestre, los sábados se me volvieron días de olor a madera y antigüedades. Desde las ocho de la mañana hasta el medio día me la paso en una aula para conferencias ubicada en la
misma punta última de la biblioteca universitaria (... O sea, en el carajo) cogiendo Planificación Estratégica con la 'temible profesora' de hágase según mi voluntad. Ahora les cuento por qué mi experiencia durante los años mozos de gestora cultural -título otorgado por elquerido Jones- me dejaron entender que su poder político en la universidad es bastante... persuasivo así que lo temible viene de (re)conocerle esa autoridad y saber que, en algún momento EL proyecto pasaría por ella pero, la sorpresa fue que resultaron ser nada temibles, ni la clase ni la profesora, por el contrario esas cuatro horas de mi vida son una gracia y delicia y a miii con lo que me da por entrar en estado de fascinación escuchando mujeres intelectuales, llenas de pasión y con esta capacidad de contagiarle a uno el deseo de superar las propias expectativas... uff!!

En pocas líneas, son las horas maravillosas de recargar ánimo, pero (sí pero, porque por supuesto que uno ha de haber) al ser el sábado pues ya no me da tiempo suficiente para llegar hasta el Museo de las Américas y hacerme de víveres interesantes así que, cuando dijeron que el sábado no nos reuniríamos abrí mis ojos así bien grandes y comencé a saborearme el rico manjar vegetariano que iba a probar la siguiente semana ^__^.

Llegó el sábado de mercado y llegó bastante caluroso, rápidamente ordené mi habitación, me trencé el pelo, me vestí con la cómoda blusa colorida que me regaló la Cuquis y los pantalones cortos que me regaló mamá; cogí al bulto viajero más 20dls y salí para allá de lo más contenta y agraciada.

Pff, gracia que no me vino a durar mucho buscando lugar para estacionar el coche (todavía la planificación como que se me resbala, el autobús hubiera sido la mejor opción!) después de una buena media hora, no es exageración!!! Ya cuando comenzaba a desinflarme di con un huequito libre de marca azul u otra señal de 'ni pensarlo' que me devolvió el entusiasmo y la caminata 'monte' arriba con la vista al mar y el viento chévere que siempre hay por ahí... Mmm de show.

Hacía meses que no pasabapor ahí y fue tan pero tan grato ver cuán desarrollado está. Estuve buscando fotos de la primera vez que fui, hace como un año justo cuando comenzaba, pero no encontré nada (buuu) así que por acto de fe confiaremos en que sí, el Mercado ha crecido.





Los comerciantes/agricultoras(es) siguen a lo largo del pasillo del Museo de lasAméricas(donde solía levantarse el mercado de San Juan hace mucho -pero muucho- tiempo
atrás) tradición a la que no llegué (sniff). Lo bueno es que ahora está el Mercado Agrícola y que se han incorporado nuevas personas convirtiendo la visita en una experiencia bastanteacogedora y variada.

mi parte favorita de los mercados es esta riqueza de colores :)




Entre estos nuevos puestos para mi está el de esta mujer que vende sus productos agrícolas pero también comida (mjum!) que te la sirve como si estuvieras en casa quiero decir que no usa artículos desechables y te los prepara con tanto amor que en verdad al visitar el Mercado recomiendo caerle directamente y disfrutar de cualquiera de sus manjares. Por 3dls escogí un tamal boricua de yuca relleno de zanahoria y otros vegetales que estuvo de.li.cio.so y que fuicomiendo mientras recorría el pasillo.

pastel de yuca relleno de vegetales (tan yummy!)

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Pasé por un puesto de queso (mmm, lo probé bastante sabroso); pan, otro que vendía guanábanas, tamarindo y una cosa rara llamada corazón que no había visto en mi vida, también pasé por papayas, berenjenas pequeñitas, redondas y con su divino color morado y calabaza; el puesto de las flores sigue ahí y justo al frente dos nuevos puestos uno que usa cartones como cestos para plantas y junto otro con productos eco-amigables desde productos inteligentes para lavar ropa en lugar de detergente, lunch boxes, tablas para la cocina de... ¿arroz? sip! y otras cositas así.


jaja, ¿qué tal la mordidota en el jitomate, ah?

Albahacaaaaa!!!

El puesto con jabones, cremas y aceites corporales sigue ahí y a su lado el muchacho que también se pone en el mercado de la Roosevelt el primer y tercer domingo del mes con jitomates, repollo chino, berenjenas y ALBAHACA!! Estas hermosas hojas de albahaca que le dan vida a cualquier alimento con su olor bien distintivo y con bastante carácter porque cuando está cerca notas su presencia... mmm, rico. Por supuesto que por 5dls me hice de mi bolsa para la semana y que usé algo para enamorar a mi padre con su pescado envuelto en albahaca, un jitomate y de paso para conocer, cogí una bolsa con tres simpáticos repollos chino que no había conocido hasta ese día y que vine a probar el lunes en el desayuno que se inventó mamá...Elrepollo tiene un sabor fuerte, parecido al apio sólo que es un poco más fuerte en presencia y seco que él... Considero que le da cuerpo a los vegetales y sabe bien.



Los que me sorprendieron, gratamente por supuesto, fueron los chicos que conocí precisamente un domingo en el mercado orgánico en la placita roosevelt por unas bolitas vegan cocinadas con semillas de girasol principalmente y que están RIQUISIMAS!!! ufff es que son... ¡Ay, de mi! O sea que estos chicos son otra parada que recomiendo e igual le ponen cariño a lo que venden. Él va cubriéndolas de dip de chocolate con una paciencia y tino como si las fuera pintando, como si las estuviera mimando... nonono, es que son una cosa tremenda.
Ahí se fueron 5dls (cada una sale a dólar y pues, cof... ¿Dejé claro que son la neta del planeta, verdad?)



He de decir que la papaya que siempre consigo en los mercados orgánicos son del tipo de papaya que solía comer a regañadientes mientras viví en el D.F., es la papaya amarilla y que curiosamente comenzó a gustarme acá (sí, ¿por qué será que cuando uno lo tiene no lo quiere y cuando no, le entran a uno arrebatos de nostalgia?) total que esa es la papaya que consigo con ellos así que los días de mercado orgánico son días de papaya amarilla (y burlas de los viejos quienes se retuercen cuando llego con mis papayas bastante verdes) pero, SIEMPRE se maduran y ni recuerdan la mala leiche que le tiraron en un inicio (y esa cantaleta es cada día de mercado). Papaya: 2.25dls

Finalmente, y luego de pasarme dos vueltas por el puesto me aventé a comprar una guanábana y entrar en otro viaje nostálgico cuando era una pioja y la Cuquis llegaba a casa con frutas y verduras exóticas que compartía conmigo (muy atinada en la cocina la señora y en otras áreas de quehacer creativo--- tiene un blog con recetas y otras chucherías que comparto). Una de esas frutas era la guanábana así que por 5dls compré una guanábana y una bolsa de tamarindo para prepararme agua de tamarindo con jengibre durante la semana. La guanábana la matamos el domingo y justo ayer preparé un poco de agua que mamá se chuchuluqueó sin pena alguna :(

Ya bastante contenta con las adquisiciones y después de entregar el plato de mi pastel de yuca emprendí la caminata hasta donde había estacionado el coche y regresar a hacer lo que se supone que estuviera haciendo concienzudamente durante el tiempo de clase: Preparar mi parte de la presentación de grupo sobre el perfil del consumidor verde (¿gracioso, verdad?) y justo cuando enciendo el coche me fijo en esta pegatina del de enfrente:


Sí, consumiendo productos orgánicos no sólo protegemos tradición, cultura y nuestra salud también ayudamos a la economía local y protegemos a las(os) agricultoras(es). Cuando le otorgaron a la comida mexicana el reconocimiento de ser patrimonio de la humanidad me puse a pensar en los problemas que hay protegiendo al maíz indígena de la contaminación gracias al maíz transgénico y pensé que esa acción respaldaba y apoyaba, en cierta forma al sector agricultor mexicano porque la comida mexicana claramente necesita del maíz y al otorgarle cierta necesidad de protección a la comida también proteges los ingredientes. México tiene gran diversidad de maíces, tiene una tradición cultural entorno al maíz que viene desde los mayas y sí, aunque la civilización maya se encuentre más en Guatemala no siempre hubo esa separación y la riqueza en variedad de maíz se da desde México hasta Sudamérica.

Por cierto, quiero el libro escrito por Lucía Sepúlveda que habla de la investigación que hizo sobre las semillas transgénicas en Chile: La semilla campesina en peligro... Ayer escuché la entrevista que le hicieron a la periodista Lucía para el programa de Un Mundo Mejor de Radio Nederland Internacional y me llamó la atención porque hablaron sobre esta falacia que se le ha vendido a la gente sobre cómo los alimentos transgénicos pretenden salvar al mundo del hambre cuando el problema del hambre no es por falta de alimentos sino por falta de dinero, agh. Total, me interesa leerlo y continuar ampliando la información sobre la expansión en América Latina de las compañías que venden productos transgénicos, tiene que parar :(