(todos tenemos nuestra propia banda sonora)

Tratando de descubrir las palabras adecuadas -como dijera @agustinfest, “no sólo es comunicar, también se trata de embellecer”- para exponer esta sensación de alcachofa que se acerca cada vez más con sus espinas pequeñitas, y disimuladas las traviesas estas que cuando no estás familiarizada con la señora te lastiman por ignorante, poco observadora ¡y despistada!... (Ejem, sí tengo cuatro alcachofas esperándome con cierta roña, pagando su escarmiento, en la gaveta del refrigerador después de quitarles sus espinas como venganza de que me lastimara los dedos sacándolas de la bolsa, ¡jum!).

Pero regresemos a la maraña y antes de la maraña especificar que cuando digo embellecer no me refiero a los simulacros y la práctica común de ocultar la realidad sino de jugar con las palabras y permitirles hacer su recorrido de significado y resonancia dentro de quien las lee. [Punto y a parte--- voy a saltar de pensamiento y ahora regreso---] Supongo que nos pasa a todos destapar una de esas cortinas de quien uno es y sentirse un poco mejor -sobre todo cuando no es un wooots, un carajo y de esas que después de levantarlo lo avientas de nuevo y le entran unas ganas de que la cama lo absorba a uno y lo lleve a otra dimensión...- Bueno, bueno, acabo de levantar uno de esos velos (de esos positivos que mira que hacen falta!). Esta vez reconocí que si bien disfruto conversar con un(a) buen(a) orador(a) o escuchar una ponencia con proyección enérgica, elocuente y cautivadora, me causa un placer distinto y más fuerte leer... Es que es un escape tan íntimo... ¿Cómo compartir el efecto que me provoca la experiencia de la lectura?

Okay, diré que las palabras me vuelcan que me convulsionan por dentro, que cuando leo es como entrar por un canal de corrientes de colores vibrantes que me pasan y rozan obligándome a girar a ritmos distintos mientras paso por este canal que varía de diámetro pero que igual nunca llega a ser tan corto como para dejarme fuera... En fin, me transforma.


[--- okay, regresé ---]


Comencé esta entrada porque está entrando una sensación que había superado un año atrás. Siento un hueco en la boca del estómago, mi vientre se encoge, una aceituna se me atraviesa por la garganta y justo cuando caigo en cuenta de que estaba aguantando la respiración ya tengo lagrimitas traicioneras y además lo suficientemente rechonchas y pesadas que, de no ser por Beirut aquí dentro más los truenos y la lluvia de afuera podría identificar su caída. Es espantoso sentirse así. Mi intención era tratar de desenmarañarme quizás comprenderme... Comprender por qué vuelvo a sentirme ansiosa.

Hace un año estuve pasando por el período del limbo... Por un lado la incertidumbre de no tener control sobre mi futuro como extranjera. Por el otro, darme cuenta de tantos privilegios, oportunidades y buena fortuna que he tenido (prácticamente toda mi vida), apoyo y renuncia a gustos y caprichos de mamá por mi y sentir que no he hecho nada de lo que pueda sentirme orgullosa (o en otras palabras que he andado en círculos constantemente y por largo tiempo).

Y creo que estoy visualizando este limbo nuevamente dentro de un año (la misma pendejada de mayo'10 cuando termine la uni) y me da una mezcla de coraje y decepción saber que sé qué puedo hacer para evitarlo a la vez de entender que mis planes son demasiado complejos y no doy para tanto, que estoy atando mis alas para alzar al vuelo a otros y entonces, cuando me percato de que, conscientemente, tengo ese pensamiento de mi ser egoísta demandando atención me tumba y azota porque, siguiendo lo del levantamiento de velos, me doy cuenta de que tengo una mezcla de visión social mezclada con las ganas de volar sola.

Mi realidad actual es que me siento confundida, que tengo miedo y me pesa la responsabilidad de saber que al final lidiar con los obstáculos y derrumbes me corresponden únicamente a mi... Y no creo ser muy fuerte para sobrellevarlos... Ahora mismo me encantaría sentirme protegida como cuando era niña, en los brazos de papá, de mi hermana... De mamá pero no son las personas cercanas ni mi familia (que vaya, tengo una familia maravillosa... Repito que de mi buena fortuna no puedo quejarme, nos amamos y en mis mejores momentos, mi entendimiento sobre el amor -la cual creo bastante saludable- se la debo al propio amor que he recibido de ellos). Agh, es un sábado lluvioso, Beirut está en el playlist y hay mucho por hacer mientras tanto intentaré ignorarme... Es que hay tanto que hacer no sólo por mi, por todos... Move along, move along.