«(...) el analizante llega a saber que el amor luego de la asunción de la castración no es del orden de la transacción o del intercambio. La ética del sujeto luego de esa experiencia supone la gratuidad del acto amoroso. Se ama por necesidad y por deseo, no buscando encontrar ni buscando algo a cambio. Los resultados de un acto ético de amor rara vez son utilitarios. El sujeto llega a entender que amar es respetar el deseo del amado, deseo del que no es ni nunca será objeto. Y responde únicamente con actos gratuitos. No es un asunto de valores. Es un asunto de humanidad. De sostener la vida y lo humano. De disfrutar la vida, siendo, sin pretensiones de centralidad ni unicidad, compañero de ruta del amado, antes de la muerte. Esa experiencia humana del amor, es accesible gracias a lo que el psicoanálisis oferta. Y ello otorga pleno sentido a que, no importa cuánto y cómo la cultura y la civilización pretenda censurarlo, sostengamos el deseo decidido de saber que la experiencia analítica hace posible.»
        
        fragmento de:

       por Alfredo Carrasquillo 
       80grados.com




[nota]

en ese proceso de “disfrutar la vida sin pretensiones de centralidad ni unicidad” y de comprender “que amar es respetar el deseo del amado, deseo del que no es ni nunca será objeto” es que integro la actitud de vivir, a modo de ejercicio, 
sobreponiendo al instinto: la reflexión. y ésta, inspirada en el amor > amabilidad (kindness)> respeto.
a su vez, este ejercicio lo vinculo con la fascinación que tengo hacia el lenguaje que, como creador de significantes, transforma (sea para construir como también para herir + destruir).
a veces me pienso como cirujana y detective. haciendo incisiones por aquí y cazando pistas al por qué de mis ansiedades para identificarlas, comprenderlas y dejarlas seguir con una sonrisa cargada de gratitud... y es que, me parece extraordinario y asombroso indagar cómo la reacción instintiva está ligada a esa pretensión de la que habla carrasquillo. una pretensión que la entiendo como autoritaria y que descubrirse como tal es cosa difícil... hay modos de serlo en la que no se necesita alzar la voz ni mandar a fusilar a nadie... diré que hay modos 'subersivos' de plantear circunstancias para decir: mira que yo no he hecho nada (y que hasta una misma se lo cree). y aunque es difícil y doloroso (lo dice alguien en rehab) el optimismo que tengo hacia este proceso está en la acción misma de reconocer que existe ese instinto por reaccionar (de me lastimas entonces te lastimo) pero que es una decisión... que es transformable.

o sea que igual, si uno baja la guardia de andar 'muy concienzuda' y termina reaccionando [¡oops!] pero entonces ya a uno le da por no arrastrarse por el suelo y se comienza a tener un rol más efectivo en el torbellino de emociones que se llegan a cargar en esos instantes y que, por andar reaccionando no llegamos a 'liquidar' llevándolos en el ser hasta que revientan (o nos revientan).